Poema de la colección recopilada en la obra “Montado en un rayo de luna” .


AMOR VEGETAL


El ignorante cree que no hay nada más que él  - dijo el Budha - .  Y, a menudo, así nos comportamos con la naturaleza…


AMOR  VEGETAL


El nardo guiñotea

y la margarita cimbrea.


En un mundo de color

viven sin dolor.


Se aman,

y en su voz de olor

se llaman.


Son silvestres,

campestres;

alguien diría: celestes.


Es labor del Creador.


Para que su amor no cese

la brisa las mece

y el sempiterno caudal

de la música celestial

de las esferas,

en un baile natural,

con un ritmo sideral,

sin esperas,

no languidece.




Ella dice:

¡Te quiero!

El: sin ti me muero.


Viven un mundo pitagórico

en el que la música celeste

se aglutina a lo terrestre,

y nada tiene de alegórico.


Hasta que dos chavales,

petulantes petimetres,

ignorantes mozalbetes,

pasan por los arrozales.


“He aquí un buen adorno

para un plantado niño

y de las muchachas  trastorno

de ofrecerlas para su corpiño.”


“Arráncalas para los ojales…

¡Son meros vegetales!”


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