ALGO SOBRE EL POETA
He aquí algunos retazos de la obra poética de Carlos Folch, que a modo de cajón de sastre, entresacados de publicaciones, revistas y libros, escritos en su andadura por espacio y tiempo, se recopilan aquí para solaz del lector.
Justo es mencionar que al entremezclarse rimas, versos y poesías de juventud con impresiones poéticas generadas en la madurez, al enjuiciarse la obra, menester se hace por parte del lector de un tanto de condescendencia y buena voluntad.
¿Pero acaso es verdaderamente poeta el autor? ¿Vive de ello?
Pues no, no vive de ello, y dudo mucho que tan solo puedan denominarse poetas quienes ganen su sustento del arte de Calíope. Supongo podrían contarse con los dedos de una oreja…
Sin embargo, el autor, por descontado, se considera poeta; como también lo es el lector de estas líneas. La diferencia estriba en que el primero se ha atrevido a dar a conocer sus más recónditos sentimientos, se ha desnudado impúdicamente liberando sus sentimientos e impresiones oníricas, mientras que el lector, más prudente y comedido, las guarda celosamente en su interior.
Y aquí usted dirá : Pero bueno, ¿quién es poeta entonces?
Uno, por lo general poco dado a definir, pontificar o tirarse el moco, se permite, sin embargo, elucubrar que poeta es todo aquel que transita por la vida formulando preguntas que no sabe responder, y que al observar una puesta de sol, un cielo estrellado, la inmensidad del mar o sentir en su piel la caricia de unos verdes ojos femeninos, vibra cual diapasón al son de la melodía.
¿Entonces…? Entonces no cabe la menor duda que desde el más remoto paleolítico hasta hoy, el Hombre de Neanderthal , el de Cromañón o el falsamente denominado Homo Sapiens eran y son poetas por naturaleza. No resulta utópico pensar que nuestros antepasados al contemplar en un cálido verano la luna llena, o el rostro del retoño recién nacido, no sintieran en su interior el latido de la curiosidad, de lo inconmensurable, del amor… A fin de cuentas, todo verso es un gesto de amor mimetizado en poesía.
